El pensamiento es una flor ideal para los meses más frioleros porqué, entre otras cualidades, resiste perfectamente las temperaturas bajas, incluso a la nieve o el hielo. Además, aporta color a nuestro jardín o balcón.
Para cultivarla, lo mejor es que la tierra sea más bien ácida y con una buena aporte de abono para que su crecimiento sea sano y fuerte.
Su floración es de noviembre a abril, así que tendremos colorido durante todo el invierno y parte de la primavera.