Me quiere o no me quiere…

(Arrancar pétalo). Me quiere. (Arrencar pétalo). No quiere. (Arrencar pétalo). Me quiere. Y así sucesivamente. ¿Habéis pensado de dónde viene esta manera de sufrir para saber si el ser amado es digno de nosotros?

Se ve que las margaritas son objeto de una creencia muy curiosa de origen oriental: los jóvenes enamorados cortaban una de estas flores que aún tuviera rocío, y si permanecía fresca después de llevarla veinticuatro horas en el bolsillo, quería decir que su boda estaría colmada de dicha y felicidad. Con frecuencia, el joven al que se le marchitaba su flor prefería permanecer soltero antes que arriesgarse a llevar una vida “posiblemente” nefasta.

La margarita cuyo nombre de origen oriental, significa, “perla rara» es un símbolo del amor que a menudo hace sufrir e impacienta. Claro, si de ella depende nuestro futuro amoroso no me extraña.

Pero bueno, ¿alguien sabe lo de deshojar la margarita? 😉

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